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La Convergencia Crucial: Compliance, Derecho Penal Empresarial e Inteligencia Artificial

En un panorama global marcado por la acelerada evolución tecnológica, las organizaciones se enfrentan a desafíos sin precedentes. Estos retos demandan una comprensión profunda de las implicaciones operativas y una visión legal integral que aborde los riesgos emergentes derivados de la adopción de herramientas avanzadas como la inteligencia artificial (IA).


En este contexto dinámico, el compliance, el derecho penal empresarial y la transformación tecnológica se entrelazan de manera fundamental. Esta interconexión exige que las empresas adapten sus estructuras y políticas para prevenir delitos y violaciones legales. Desde el Centro de Investigación del Centro de Gobernanza Global de la Universidad de Salamanca, hemos dedicado los últimos años a analizar esta convergencia desde la perspectiva del derecho penal y el compliance. Nuestro objetivo es comprender la responsabilidad de las organizaciones en este nuevo escenario y la importancia de fortalecer los marcos legales y éticos frente a los avances tecnológicos. A continuación, presentamos algunos de los puntos clave en los que hemos centrado nuestra investigación.


La Importancia Fundamental del Compliance en la Era de la IA


El concepto de compliance ha adquirido una relevancia primordial para las organizaciones en los últimos años. Se ha consolidado como un mecanismo jurídico esencial para asegurar que las empresas operen dentro de los límites legales, éticos y sociales. Sin embargo, la creciente incorporación de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, introduce una nueva dimensión de riesgos que las empresas deben abordar con diligencia. Esta atención es crucial especialmente cuando la IA se implementa en procesos que abarcan desde la contratación de personal hasta la gestión de la cadena de suministro.


Es fundamental entender que el compliance trasciende la mera implementación de políticas para garantizar el cumplimiento normativo. Debe concebirse como un sistema integral que faculte a las empresas para identificar, evaluar y mitigar los riesgos emergentes, con un enfoque particular en aquellos que surgen con la adopción de tecnologías disruptivas.


En este sentido, el compliance debe experimentar una evolución constante y dinámica para gestionar eficazmente los riesgos inherentes a los sistemas automatizados, como la inteligencia artificial. Estos sistemas, caracterizados por su capacidad de operar de manera autónoma, pueden generar resultados imprevisibles, lo que incrementa significativamente el potencial de infracciones legales o violaciones éticas. Si bien la adopción de tecnologías como la IA puede impulsar la eficiencia y la competitividad, las empresas deben garantizar que sus sistemas automatizados estén alineados con las normativas vigentes y las expectativas sociales. Además, es imprescindible implementar mecanismos de supervisión adecuados para prevenir el uso indebido de estas tecnologías y evitar cualquier forma de responsabilidad penal corporativa.


La Evolución del Derecho Penal Empresarial ante la Inteligencia Artificial


Es importante recordar que el derecho penal empresarial ha experimentado una evolución significativa para abordar la responsabilidad penal de las personas jurídicas en situaciones delictivas. En este contexto, hemos resaltado la necesidad de adaptar las normativas penales para hacer frente a los riesgos derivados de la utilización de tecnologías avanzadas. Si bien el derecho penal tradicionalmente se ha aplicado a los individuos dentro de las organizaciones, esta perspectiva ha sido superada en diversas jurisdicciones. Ahora, nos encontramos ante un nuevo desafío, ya que la introducción de la inteligencia artificial plantea interrogantes inéditos en cuanto a la atribución de responsabilidad penal.


Con base en lo anterior, hemos puesto un énfasis especial en la problemática de la responsabilidad penal en el contexto de delitos cometidos a través de sistemas de IA. La naturaleza autónoma de estos sistemas, capaces de tomar decisiones sin intervención humana directa, plantea una pregunta crucial: ¿quién es responsable cuando un sistema automatizado comete un delito? Desde nuestra perspectiva, las empresas deben asumir la responsabilidad no solo por las acciones directas de sus empleados, sino también por las decisiones tomadas por sus sistemas de inteligencia artificial. Esto implica que las organizaciones deben adoptar políticas de compliance claras y robustas que garanticen que sus tecnologías no sean utilizadas de manera indebida para cometer fraudes, violaciones de derechos o incluso delitos de mayor envergadura, como el lavado de dinero, la evasión fiscal o el homicidio.


Una de las principales dificultades radica en la incapacidad de los marcos legales actuales para asignar responsabilidad de manera adecuada a las tecnologías autónomas. Aunque el derecho penal empresarial ha avanzado para abordar la responsabilidad penal de las personas jurídicas, la naturaleza intrínsecamente autónoma de los sistemas de IA crea una zona gris donde resulta complejo determinar la responsabilidad por los actos cometidos por estos sistemas. Por esta razón, es imperativo que las legislaciones penales se adapten para permitir la atribución de responsabilidad a las organizaciones por las acciones de sus tecnologías. Adicionalmente, las políticas de compliance deben asegurar que las empresas implementen sistemas de control efectivos para mitigar estos riesgos de manera proactiva.


La Convergencia como Clave para un Futuro Responsable


La convergencia entre compliance, derecho penal empresarial y tecnología, especialmente la inteligencia artificial, exige una reflexión profunda sobre cómo las empresas deben gestionar los riesgos asociados con el uso de tecnologías avanzadas y cómo los marcos legales deben evolucionar para enfrentar estos nuevos desafíos. La clave reside en incorporar estas tecnologías con un enfoque de compliance integral. En este enfoque, el compliance no se limita al simple cumplimiento normativo y la prevención de riesgos derivados de la automatización y la IA, sino que actúa como un puente y un hilo conductor entre el posible riesgo creado por la tecnología misma y su implementación dentro de la empresa.


Conclusión: Hacia un Compliance Activo y un Derecho Penal Adaptado


En conclusión, el compliance debe trascender las exigencias regulatorias tradicionales, convirtiéndose en un mecanismo activo de control de riesgos tecnológicos. Su objetivo debe ser garantizar que las organizaciones no solo cumplan con la ley, sino que también gestionen de manera proactiva los riesgos derivados de la adopción de la IA y otras tecnologías emergentes. Por su parte, el derecho penal empresarial debe adaptarse con urgencia para poder asignar responsabilidad a las personas jurídicas por los actos de sus sistemas automatizados. Este enfoque integral no solo posicionará a las empresas como actores responsables en la era de la inteligencia artificial, sino que también les permitirá maximizar las oportunidades que ofrecen estas tecnologías en un entorno legal y ético sólido.

 
 
 

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